n las artes plásticas,el oficio de
pintar es un valioso instrumento
Pintura de "temple al huevo" realizada por el artista en un techo decorativo del Ocean Club en Key Biscayne. Abajo, un particular del techo, resaltando el estilo griego del motivo.
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Otras imágenes de los efectos luminosos logrados con la técnica antigua de la yema de huevo. Este techo ovalado tal parece abrirse a un cielo en Key Biscayne amanecer. La cenefa que reviste el borde del espacio ovalado también es pintada.
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"Los colores se pueden preparar con anterioridad y preservar al menos por
dos días, por lo menos, sin que pierdan su calidad", dice el artista.
Si bien este tipo de técnica ha aludido históricamente a temas sacros, con su
renacer en el siglo XX la iconografía se ha ampliado. En el caso de Grave de
Peralta, el artista prefiere los paisajes marinos o los dibujos arquitectónicos.
Antiguamente, el temple al huevo sufría graves deterioros en un plazo breve,
sobre todo en las regiones húmedas. Hoy en día existen numerosas recetas
para la preparación de la emulsión que ayuda a conservar la solidez de los
colores. Además, su preservación a largo plazo no es tan compleja, gracias a
equipos de control de humedad y temperatura -- como el aire acondicionado --
que regula las condiciones en determinados ambientes.
El próximo verano, Grave de Peralta espera viajar con un grupo de alumnos a
Florencia, Italia, para estudiar de cerca las técnicas de ejecución y
preservación de la pintura al fresco, otra técnica también milenaria, basada en
el uso de cal, arena, y colores. Mientras tanto, el artista se ocupa en Miami
de los encargos en casas privadas cuyos dueños han descubierto las
habilidades y la belleza del huevo como medio pictórico. "Durante años he
pintado con acuarelas, plumilla, y óleo, pero este formato me ha abierto a un
universo creativo totalmente fascinante", concluye el pintor.







Otra técnica empleada por Grave de Peralta para darle un terminado elegante a paredes y techos es la del pan de oro (goldleaf, o gilding, en inglés). Aqui se puede apreciar el toque de distinción que le trae el oro con sus reflejos de luz, a un pasillo, resaltando un conjunto de cuadros o el brillo de un piso de mármol.
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de expresión, tanto como la gramática lo
es para un escritor. Y, más allá de su
talento, el artista artesano aprende los
procedimientos porque, cuidando los
requerimientos de la técnica podrá
expresar mejor sus ideas: con mayor
claridad y consistencia.
"Aprender técnicas milenarias como la
pintura 'al temple' o la pintura 'al fresco' me
ha ayudado a compenetrarme con la vida
de los materiales y los colores: a descubrir
su parte efímera y al mismo tiempo su
perdurabilidad", explica el artista José
Grave de Peralta, que desde hace algún
tiempo se dedica a pintar grandes
superficies, techos, y paredes, utilizando
uno de los procedimientos más antiguos
que se conocen en la historia de la pintura.
Desarrollada por los antiguos egipcios, la
técnica que ahora se conoce como "pintura
al temple" consiste básicamente en
preparar los colores para pintar añadiendo
a los pigmentos una mezcla de colas y
yema de huevo.
El uso de la albúmina que contiene la yema
de huevo le otorga al producto final una
calidad especial por la cantidad de
transparencias y reflejos que se pueden
lograr; una vez que la mezcla está seca.
Un buen ejemplo de esto es la policromía
de los retablos e íconos religiosos de
finales de la Edad Media.
Según Grave de Peralta, dicha técnica
requiere de una gran destreza a la hora de
aplicarse, debido a que los colores no se
fusionan bien a la superficie si aún están
muy frescos, o pueden cambiar su
tonalidad si, en su lugar, se secan
demasiado rápido sobre dicha superficie.
"Es un proceso que requiere de precisión,
pero también de mucha intuición. Se
aprende a conocer la magia y la alquimia
de los ingredientes", indica Grave de
Peralta, que aunque pinta sus frescos por
encargo, es profesor de historia del arte
de la Universidad de Miami y de la New
World School of the Arts, y también
enseña dibujo arquitectónico en la facultad
de arquitectura de UM.
Durante los siglos XIII y XIV la principal
técnica de la pintura fue el fresco, que
requería múltiples veladuras de temple al
huevo. El temple era preparado con clara
y/o yema de huevo, con retoños de higuera
y agua, fáciles de conseguir.
A diferencia de estos materiales, los que
servían para fabricar los pigmentos eran,
en muchos casos, escasos y caros porque
provenían de piedras preciosas, plantas o
minerales de tierras lejanas. En la
actualidad, el procedimiento se ha
perfeccionado, además de que existe una
extensa gama de colores que se producen
industrialmente y se venden en las tiendas
de arte y otros establecimientos.

E
8 de noviembre, 2003